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Dejar de preocuparse por las cosas que no se pueden controlar (I)

Pintar Mandalas con Canvas By Numbers

En Canvas by Numbers hacemos una apuesta decidida por el desarrollo personal y las aficiones saludables que contribuyen a incrementar el  bienestar físico y mental, como la pintura por números para adultos, actividad en la que somos especialistas. En estos tiempos de pandemia que estamos atravesando se hace más necesario que nunca el autocuidado: cuidarnos a nosotros mismos para poder cuidar a los demás.

En la mayoría de las ocasiones, el cuidado personal queda en último lugar, se posterga para cuando haya un hueco en el ajetreo diario y las obligaciones familiares o laborales den paso a unos minutos libres que casi siempre son escasos y, por descontado, carentes de regularidad.

Sin embargo, existe un deber prioritario e ineludible para todos nosotros: el autocuidado. Desde Canvas by Numbers insistimos, es una obligación. Las personas con las que compartimos entorno nos sufren o nos disfrutan dependiendo del estado de ánimo y grado de positividad para enfrentar la vida que demostramos en cada momento. Tu familia, amigos, compañeros, etc. agradecerán el esmero en tu propio cuidado, físico y anímico, pues nadie está cómodo ni desea la compañía de un cascarrabias estresado. Ambas facetas del autocuidado son importantes y se deben trabajar por igual:

  • el bienestar físico, sentirse ágil, sano y a gusto con nuestro cuerpo condiciona el estado anímico
  • y viceversa, un buen estado anímico nos va a empujar a cuidar la salud con horarios adecuados, ejercicio y comida sana.

Cuestiones como el estrés, la ansiedad o la angustia vital son el caballo de batalla del autocuidado y, ahora mismo, son fruto en gran medida del miedo, miedo a la vida, miedo al futuro (cercano o lejano), de los pensamientos negativos acerca del mismo y de la propia capacidad para afrontarlo, ya que la pandemia nos ha mostrado cuán frágil e impresvisible es el futuro y la vida en general.

¡Cuidado! Si no se saben manejar esos factores (estrés, ansiedad, angustia) es muy posible que emerja la necesidad malsana del control sobre las personas y las cosas. Dominar el desasosiego provocado por situaciones no deseadas no es sencillo y requiere de mucho equilibrio; es entonces cuando aparece en escena el "controlador" que todos llevamos dentro. A simple vista, la figura del controlador puede resultar fuerte, pero es todo lo contrario, es consecuencia directa del miedo y la incapacidad para superarlo.

Existe una verdad incontestable que algunas personas se niegan a aceptar: no tienen control sobre muchas de las cosas que suceden en su vida. Normalmente, aquellos que se resisten a admitir esta verdad se vuelven fanáticos del control y desarrollan su carácter atendiendo a dos vertientes definidas:

  • se niegan a delegar tareas (nadie como ellos para que se haga bien, da igual la tarea)
  • intentan obligar a otras personas a cambiar según propios criterios (si actúas como yo digo te irá bien, en caso contrario será un desastre)

Es un círculo vicioso. Ambas son resultado del estrés y a su vez alimentan más estrés. Personas ocupadas permanentemente porque (a su entender) los otros no dan la talla en el trabajo, consumo desmedido de energía al intentar que se sigan sus directrices y frustración, rabia o enojo si no ven cumplidos sus objetivos.

La gente que es controladora parte de una creencia errónea: si pueden obtener control suficiente sobre otras personas y las situaciones en las que se ven inmersas, evitarán sucesos que les ocasionen daño. Se consideran en posesión de la verdad absoluta y parecen tener una bola de cristal para predecir sucesos que están por llegar. Todos reconocemos el perfil y todos nos hemos cruzado con esa figura en más de una ocasión. La reacción lógica es de alejamiento, ¿Quién quiere a alguien así cerca?

Existe también otro grupo de personas que, pese a tener conciencia de su  verdadera capacidad para cambiar determinadas situaciones y la propia relevancia en un contexto global, saben que no pueden evitar que sucedan cosas malas, pero igualmente se preocupan por ellas. Viven en constante inquietud, angustiadas, temen desde desastres naturales hasta enfermedades mortales siempre al acecho de ellos mismos o de sus seres queridos, pasando por todo tipo de accidentes inesperados. Las preocupaciones colonizan su mente y crean alertas ante cada nueva situación. Es triste, ya que malgastan tiempo y energía.

Aquí se debe hacer hincapié en el equilibrio. No se trata de vivir con temeridad, la prudencia es un valor siempre a tener en cuenta. Evitar las situaciones de riesgo innecesario es una señal de inteligencia, pero preocuparse por aquello que queda fuera de nuestro alcance no sirve de nada ni resuelve nada.

No es un ejercicicio sencillo tomar distancia para calibrar aquello que nos afecta y la capacidad real que tiene para ello. Es en este aspecto del estrés en el que nos vamos a centrar y, si es tu caso, si pierdes el tiempo y gran parte de tu alegría preocupándote por hechos/personas que están fuera de tu control, los consejos que recogemos en la segunda parte del post te pueden ayudar.

Esperamos que te haya gustado la introducción y te animes a leer la segunda parte. No dejes pasar nuestros consejos. Los encontrarás en Dejar de preocuparse por las cosas que no se pueden controlar (II)

Para finalizar esta primera parte, comentar que las imágenes de cuadros de pintura con números incluidas en este artículo pertenecen a la Colección de Mandalas, cuadros que por su especial composición invitan al relax de mente y cuerpo. La pintura por números es una actividad creativa que obliga a tu mente a desconectar de las preocupaciones. Una vez te concentras en el lienzo, zonas a pintar y vas viendo resultados, tu mente cambia al canal de la calma y el disfrute.

Puedes consultar la página de inicio de Canvas by Numbers para otras sugerencias que te resulten más atractivas. ¡Te esperamos!

 

Pimpinella, por William Morris
Bed of Flowers (also known as Cannas or The Garden), Maurice Pendregast

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